La digitalización de la economía y la sociedad demanda conexiones de alta calidad, tanto en términos de velocidad como de latencia. España se sitúa en los primeros puestos de los países de la OCDE y de la Unión Europea con mayor proporción de accesos de fibra óptica respecto del total de accesos de banda ancha fija. Esto incide en la excelente dotación relativa de conexión de alta velocidad de los hogares españoles.
El uso y consumo de contenidos digitales se ha normalizado y generalizado entre la población, y apunta que casi la totalidad de la población consume al menos un tipo de contenido digital. El ocio en línea o digital continúa siendo uno de los principales motivos de uso de internet. El mayor incremento se refiere al consumo de películas y series, que se disparó durante el confinamiento, pero que después de la pandemia ha mantenido tasas más altas que las de antes de 2020.
No obstante, existe una parte de la población española que se va quedando atrás, y que, por distintos motivos y circunstancias, no es capaz de aprovechar las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales para mejorar el bienestar. Es lo que se conoce como la brecha digital.
La empresa española todavía tiene un margen importante para aumentar los beneficios derivados de la adopción de tecnologías digitales, y para emplearlas en la creación de nuevos modelos de negocio y nuevos productos de gran valor añadido. El índice de intensidad digital mide el porcentaje de compañías que hacen uso de 12 tecnologías, clasificadas en cuatro grupos: muy baja intensidad (usan de 0 a 3 tecnologías), baja (usan de 4 a 6), alta (usan de 7 a 9), y muy alta (usan entre 10 y 12 tecnologías).
La educación se está viendo impactada por la digitalización, que afecta tanto a las metodologías de aprendizaje como a los medios para impartirla y los contenidos utilizados. Al igual que en otras actividades cotidianas, la pandemia supuso una aceleración de la dependencia de la tecnología de diversos procesos educativos ante las medidas impuestas de distancia social, que impidieron la asistencia presencial a los centros de formación. Tras la vuelta a la normalidad, es interesante analizar si el proceso de transformación digital de la educación continúa desarrollándose, o si por el contrario las actuaciones realizadas en materia de digitalización durante los peores momentos de la pandemia fueron puntuales y no tuvieron continuidad. Es igualmente importante poder identificar posibles brechas digitales -especialmente asociadas al nivel de renta familiar- que impidan que una parte del alumnado tenga las mismas oportunidades para recibir educación online.
España parte de una posición comparativamente buena en términos de desarrollo de la sociedad digital dentro de los países de la Unión Europea, pero presenta resultados dispares en lo que se refiere al capital humano. En un mundo donde la tecnología adquiere cada vez más protagonismo, hay que garantizar la adquisición de competencias digitales avanzadas por la población española y promover su desarrollo para evitar que las brechas digitales se conviertan en brechas socioeconómicas.
En España, las principales brechas digitales de género, más que con el acceso y uso de internet, están relacionadas con la formación y el mercado de trabajo. El indicador sintético Women in Digital Scoreboard (WiD), que elabora la Comisión Europea, analiza el grado de desarrollo digital de la mujer en los distintos Estados miembros, y pone en evidencia la importante brecha de género que existe en España en el campo de las profesiones digitales.
La Administración electrónica y el gobierno abierto en España presentan un elevado grado de desarrollo, y cada año crece el porcentaje de personas que se relacionan con la Administración a través de internet.
En el ámbito de la atención sanitaria, la utilización de herramientas digitales para concertar citas médicas ha experimentado un fuerte crecimiento. Tras la pandemia, la gestión de la atención a los pacientes por medios digitales (páginas web y aplicaciones para dispositivos móviles) se está convirtiendo en uno de los principales canales de comunicación para los centros de atención primaria y los hospitales.